A partir del primer loteo y fundación del pueblo Mar de Epecuén o Villa Lago Epecuén, hubo otros intentos en ese sentido. Dos intentos de conformación de pueblos existieron también en los años 20s: “Villa Sauri” y “Epecuén Ville” ambos en la costa Oeste de la laguna, hacia el lado del meridiano V, el que separa la pcia de Buenos Aires y La Pampa.
El más interesante de ambos fue “Epecuén Ville” que con una mezcla de vocablos nativo y galo, pretendía ofrecer al turista la magia de las aguas conocidas por los indígenas, con el adelanto en confort que provenía de Francia y de otros destinos termales
Hacia 1925 “Epecuén Ville” intentaba sin duda alguna convertirse en el mayor proyecto inmobiliario a orillas de la laguna de Epecuén, siendo incluso mucho mas ambicioso que el loteo de “Mar de Epecuén” que, para entonces ya contaba con varios hoteles y propiedades importantes.
Según el historiador local Jorge Lacoume, fue ideado por dos hermanos oriundos de Pigué, Alberto y Pablo Alric, asociados a Juan Gorostegui, Aureliano Mir, el entonces gerente del Banco Provincia local y los carhuenses Eduardo Burr y José Noel.
EPECUÉN VILLE. LOS ANTECEDENTES
En 1895 Jorge Nuttall adquiere los lotes 118 y 119 de la 2da Secc de Tierras Públicas de la Pcia de B.Aires ganadas al indio, sumando 8 leguas kilométricas. Hacia 1897 mediante testamento ológrafo Nuttall dona a Virgilia Enriqueta Julia Appleyard de Nuttal dichas propiedades. En 1910 esas tierras que sumaban mas de 20.000 ha. eran conocidas como “Estancia Masaller” siendo su administrador Rudecindo Contreras, persona influyente que desempeñó varios cargos en el gobierno distrital.
El 30 de mayo de 1913 en los autos sucesorios de Enriqueta Julia Appleyard y Eduardo Burr son declarados legítimos herederos sus hijos Eduardo Burr y Agnes Beatriz Burr.
En 1919 Alberto Alric compra 4289.78 ha, parte de la estancia a Máximo Castaña, Eduardo Burr y Doña Agnes Beatriz Burr de Ardenson motivado seguramente por la fiebre inmobiliaria que estaba desatando el rápido crecimiento del balneario “Mar de Epecuén”, en la ribera Noroeste.
Con la convicción de que tarde o temprano otros harían lo mismo, y por sobre todo anoticiado de que un ramal ferroviario pasaría por el Km 544, atan solo 4.000 mts de su propiedad, se embarca en un gran desafío. Destinando 425 ha, presenta el 3 julio de 1924 un proyecto de fundación de una ciudad balnearia, a la que denomina “Epecuén Ville”
Finalmente luego de los informes técnicos el 24 de septiembre de 1924 el Poder Ejecutivo aprueba el proyecto de fundación del Pueblo de “Epecuén Ville” de Alberto Alric, encomendado efectuar el replanteo del mismo.
El replanteo es aprobado finalmente por decreto del 4 de abril de 1925, sin embargo el proyecto, seguramente ante el incumplimiento de ciertos pasos legales por parte de los solicitantes, fue rechazado por resolución del 30/10/1929. Como la venta de lotes ya había sido ejecutada para 1925 sus propietarios se vieron con lotes que nunca ocuparían en un lugar no aprobado como pueblo, y la historia de Epecuén Ville se fue apagando.
Según el replanteo aprobado en 1925, su planta era de forma rectangular, con 2905m de lado por 1425 metros, arrojando una superficie de 4.139.625 m2. Por su parte fuera del loteo de la planta urbana se habían escriturado a favor del gobierno (para Cementerio, Potrero y Mataderos) 308.588,02 m2. Observando el plano presentado se puede apreciar que el pueblo era de calles amplias, de 15 metros, que junto a las avenidas, daban una fisonomía, una higiene y aireación únicas. Era tan grande su cuadricula que casi triplicaba al loteo de Mar de Epecuén, su rival directa.
El pueblo debía contar con 1 plaza principal y 11 secundarias. Todas las plazas estaban conectadas entre si por diagonales haciendo de Epecuén Ville un pueblo verdaderamente pintoresco. Otra de las particularidades de Epecuén Ville era la desigualdad y no uniformidad de las manzanas, teniendo un total de 14 tipos con formas y superficies diferentes.
Como en 1925 el replanteo había sido aprobado y se trataba de una cuestión burocrática solamente, sus gestores salieron a la caza de personas interesadas en invertir en terrenos, hoteles o residencias. En una edición de la Revista “El Grafico” de 1925 se aclamaba: “Será obra de pocos años y su valorización constituirá la fortuna para sus compradores”. Dejando bien en claro que además podía llegar a ser un buen negocio inmobiliario. Otro de los slogans utilizados fue “Epecuén Ville está llamada a ser una de mas importantes ciudades balnearias de Sud América”.
En el mismo sentido promocional ya en 1924 una publicidad en el Álbum Radical, hacía mención que en la futura ciudad surgiría “en las márgenes un Hermoso Gran Hotel”
La administración de Epecuén Ville estaba ubicada en Sarmiento 412 y allí un interesado podía adquirir lotes hasta en 50 mensualidades. Los campos alrededor del trazado de Epecuén Ville que sumaban 2500 ha. se habían dividido en Chacras y fueron rematados por Alric bajo el denominativo de “Colonia Epecuén” recurriendo al supuesto desarrollo del futuro pueblo.
Para el 31 de marzo de 1925, un total de 152 personas eran propietarios en Epecuén Ville y habían adquirido 433 lotes con una superficie de 238.569.58 m2 equivalentes a mas de $ 559.939.52 m/n, o sea un buen negocio para su propulsor.
TAN SOLO UN HOTEL
Según Jorge Lacoume, bajo la administración del Sr. Acerboni, alrededor de 1926 se construyó un hotel denominado comunmente Gorostegui (por su propietario Juan Gorostegui), con capacidad para 100 plazas y termas propias. Anecdóticamente cuenta que, de este hotel partía una lancha con capacidad para 35 pasajeros los que eran llevados al “Balneario Termas de Carhué (sobre la Isla)” o al espigón del “Hotel Las Delicias”, construido en 1927. Este hotel no fue erigido en Epecuén Ville, sino que fue una inversión particular de las familias Gorostegui - Duhalde, antecesores del Ex Presidente de la Nación Dr. Eduardo Duhalde, en terrenos costeros linderos. El loteo Epecuén Ville poseía si una manzana completa destinada a un denominado “Hotel Epecuén Ville”.
En agosto de 1936 surge una noticia en un semanario local: “¡Oportunidad sin precedentes! ¡Señores hacendados, agricultores, constructores, hoteleros, comerciantes particulares! En breve serán puestas en remate, todas las instalaciones útiles y enseres de: VILLA GOROSTEGUI. Lago Epecuén. Carhué. (en demolición). Esto significará un verdadero acontecimiento, por tratarse de innumerables construcciones, que prácticamente forman un “PUEBLO”. “Hermosos chalets desarmables, casas habitación, galpones, garaje, regias instalaciones de cuartos de baños, implementos sanitarios, puertas y ventanas, con sus correspondientes celosías de cedro, azulejos y mosaicos extranjeros, caños galvanizados de todas medidas, artículos eléctricos, fierro galvanizado, primer uso, madera machimbrada de piso y techo, tirantearía, columnas para alumbrado, pérgolas para jardín, caños de barro, sifones y respiraderos de distintas medidas, caños de plomo, chapa labrada para cielo raso, una cocina económica de quince hornos, tanques intermedios y tanques para depósito, un molino Samson con tanque cónico y australiano, un motor Otto semi Diesel de 20 HP. Material para usina, varias lanchas y Botes en buen estado, una cocina económica clásica, mostradores, estanterías, pileta, cercos artísticos de madera, puertas de zaguán, puertas cancel portones de madera y fierro, inodoros, bañaderas, lavatorios, repisas, espejos, material de construcción e infinidad de materiales y otros artículos…”
Todo lo que distinguía entre la civilización y el campo raso fue levantado de allí y pronto la naturaleza recupero su lugar dejando un hermoso monte de Tamariscos. A partir de los años 80s ese sector fue inundado por la gigante crecida de la laguna que no solo sepultaría los cimientos del Hotel Gorostegui, sino también a Epecuén Ville, Villa Sauri, y hasta a la Villa Lago Epecuén.
La bajante actual ha dejado al descubierto los cimientos del edificio y varias piletas que se llenaban con agua de la laguna para que los bañistas disfruten de un baño cómodo, limpio y placentero.
EL FRACASO DE EPECUÉN VILLE. PROBABLES CAUSAS
Abundaron los que pensaron en que realmente iba a ser la ciudad termal balnearia del futuro y adquirieron manzanas y lotes. Su salvación podría haber sido el ramal Carhué-Rivera que pasaba a 4000m pero para 1925 recién estaba en construcción y no se sabía la fecha de terminación - sería inaugurado el 1º octubre de 1929-. De todas maneras el ramal no ayudo al sostenimiento del Hotel Gorostegui.
Pero el principal motivo del fracaso fue la retirada del agua que nunca cesó desde 1925 y que también condenó a muchos de los balnearios referidos con anterioridad. El periodo seco que se ingresó crudamente terminó con los sueños de los mas de 125 inversores.
La no aprobación en 1929 del replanteo presentado en 1925 fue el tiro de gracia para la idea, sumando a esto la muerte sorprende a Alberto Alric hacia 1932.
En resumen la falta de inversores locales, la ubicación poco estratégica, el crecimiento del pueblo “Mar de Epecuén”, la no aprobación del replanteo, pero fundamentalmente el irremediable alejamiento de las aguas de sus costas, hicieron no Epecuén Ville quede como una pagina anecdótica en la triste historia de la laguna Epecuén y su tragedia.
Sin embargo de aquel intento de pueblo, solo se continuó con la venta de algunos lotes mas por parte de la viuda, en un lote de 100 ha que en 1981, cuando se reglamentó por primera vez en nuestro distrito el uso del suelo, estableciendo Zonas Urbanas, Complementarias y Rurales, figura como Pueblo Epecuén Ville. En la actualidad, para la Agencia de Recaudación de Buenos Aires (Arba) figuran 34 propietarios de lotes en Epecuén Ville, contando el “pueblo” con 82 manzanas, y teniendo alrededor de 1450m de lado por 650m lo que arroja una superficie de 942.500m2 aproximadamente o 95ha, un cuarto del proyecto presentado por Alric en 1924, desconociéndose que acciones se efectuaron o no, para la existencia del loteo actual.
Una pregunta surge: ¿Qué hubiera sucedido si las lluvias en los años 20s y 30s hubieran acompañado la suerte de Alric y otros? ¿Habría entonces hoy dos o tres pueblos alrededor del lago Epecuén?
Hoy los problemas de las inundaciones dicen están superados y bajo control. Quizá no sea pronto, pero un nuevo pueblo en la laguna de Epecuén pueda nacer y hasta sea planificado sobre el viejo “Epecuén Ville”. En ese caso seria un pueblo fundado más de cien años antes de su ocupación.
La realidad es que hoy, en donde Alric y muchos otros imaginaron una gran ciudad balnearia, el agua y el arado lavan y entierran diariamente los sueños y las ingenuas aspiraciones fundadoras, de aquellos que hoy son solo pioneros de un pueblo perdido y que nunca fue.
Gaston Partarrieu.
Artículo publicado en 2012 en Revista de Historia Bonaerense. Instituto y Archivo Municipal de Morón